En estos tiempos de cuarentena por la pandemia –aunque también de manera cotidiana–, un gran número de menores sufren. Muchos padres irresponsables desquitan sus frustraciones en ellos, sin pensar que ellos desde su mundo infantil padecen el maltrato.
En estos tiempos, existe un aumento alarmante en el caso de violencia familiar que debemos tomar en cuenta. Afortunadamente existen instancias legales para denunciar, como lo es el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Esta institución pública tiene casos increíbles de maltrato, que son atendidos de manera puntual por expertos en estos temas tan sensibles y, lamentablemente, cotidianos hoy en día.
Sin duda, esta pandemia por el coronavirus nos deja un replanteamiento de la importancia de la familia y sus valores, pues es uno de los pilares de la cultura y sociedad mexicana.
El valor de ser humano es incalculable y debemos utilizar las herramientas que hoy tenemos, como apoyarnos en la buena navegación en internet con materiales interesantes y de apoyo y aprendizaje.
Y los que no tiene acceso a la red de redes, acogerse al cariño de alguien de la familia, como hermanos, padres, madres, abuelos o tíos o primos. Hasta el momento, no hemos escuchado nada de ningún legislador en este sentido, pese a que el maltrato en menores es un tema arraigado.
Y mucho menos se habla o se proponen soluciones en aquellas comunidades indígenas con dialectos propios, en donde no hablan español, lo cual los convierte en un sector sumamente vulnerable.
Por otro lado, existen programas denominados de fondo perdido, pero se están dejando de lado los créditos para los más vulnerables que, además de estar en una situación precaria, tienen deudas con intereses inhumanos de aquellas cadenas que más que vender productos de primera necesidad o electrodomésticos, son de usureros con permiso.
Eso se debería de regular y obligar a la condonación de intereses impagables. Esta época trae momentos de reflexión, y no todo es malo. Debemos replantear el futuro mediato para saber de qué vamos a vivir, cómo podemos dejar de ser consumistas de lo que no se necesita y valorar más otros aspectos.
Urge un replanteamiento de justicia para los oportunistas y vendedores de espejitos. Insistimos: el presidente Andrés Manuel López Obrador no puede por arte de magia acabar con el tema de la corrupción y dar soluciones mágicas.
Nos corresponde a todos participar, sin politiquerías baratas, como una sociedad que apoye con menos crítica y más propuestas.
carlos.bayo@angelmetropolitano.com.mx